martes, 23 de noviembre de 2010

Obligación y fuerza

Parece obvio que no se puede obligar, si no es por la fuerza, a otra persona a hacer algo que no quiera. Tampoco se puede obligar a creer. Pero en esto, por contra, la fuerza puede no ser suficiente.

Lo más contrario a una iglesia universal es el fideísmo. Al menos eso parece. Bien pudiera ser esto debido a que el fideísmo enseña que la fuerza (también la de la razón) es insuficiente para la creencia, al menos para obligar a creer. Pues una iglesia universal, en el fondo no es más que una estructura de poder basada en obligar a la creencia. Y a la forma de vida que de ella se deriva...

lunes, 15 de noviembre de 2010

Género humano (un esbozo)

Aristóteles decía que el género es la generación continua de individuos de la misma especie, por lo que el género humano sería la generación continua de individuos de la especie humana.

Sin embargo, hablar de especie o de género es presuponer que hay algo en común en una multiplicidad de individuos, y además, ese algo es relevante. Trivialmente, desde un punto de vista científico, digamos médico o biológico, hay ese 'algo' relevante, o incluso muchos 'algos', la única cuestión interesante es el qué. Pero desde un punto de vista teológico, o desde un punto de vista filosófico, o desde un punto de vista político, o desde un punto de vista literario (artístico) no es igualmente evidente que haya algo común [porque NO se presupone que lo haya].

Por ejemplo, para un judío, hay una razón teológica que distingue a unos humanos (el pueblo elegido) de otros. Otro ejemplo: para un nacionalista hay una razón política que distingue a unos humanos (los compatriotas) de otros.

La pregunta filosófica, tiende a referirse antes a la distinción de tipos humanos, dando por supuesta la comunidad, que a la distinción de unos humanos con respecto a otros [y esto no se contradice con lo expuesto en párrafos anteriores]. Aristóteles distinguía varios tipos de vida humana, no poniendo por encima al filósofo, por cierto.

Sin embargo, la candidez filosófica que lleva a presuponer esa comunidad, puede fácilmente desmoronarse al observar la apariencia y conducta de un cani: ¿Cómo es posible, pongamos por caso, que Richard Rorty y un cani sean de la misma especie? Hace falta una justificación.

Una respuesta como la de Huxley en Un mundo feliz es sugerente, pero al cabo, parte con la facilidad de la ficción, y por tanto es filosóficamente insatisfactoria.